jueves, 6 de diciembre de 2018

AURA

Hablamos de futuros proyectos. Cenamos. Nos reímos.

Había pasado mucho tiempo y todo era extraño y familiar a la vez.

El tiempo, como siempre que se vive esperando, voló. Y en la distancia supimos el uno del otro, de nuestros nuevos proyectos, que no eran nuevos sino versiones reinventadas de lo que queríamos llamar un renacer.

No queríamos cambiar, pero ya no éramos los mismos.

Jara era el nombre más bonito que había oído nunca. Tenía un Aura que proyectaba una luz que nunca antes había imaginado.

Desde que apareció en mi vida, me quede sin palabras que escribir.


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